jueves, 26 de marzo de 2015

ISLA NEGRA

y bajamos por el camino,
junto a la casa del poeta.
Nuestro destino
el mar y la arena,
si hasta pude imaginarlo
mirando desde su ventana
aprobando con un verso
nuestra inocencia.

El silencio era cómplice
de nuestro historia secreta,
también testificaron
las gaviotas,
el mar, el viento
y por supuesto, el poeta,
desde su proa serena.

Sentados por primera vez tan cerca,
vi tus pies ocultarse en la arena, tímidos,
y tú pelo caer alegre por tu rostro, travieso…
Tu mirada esquivando la mía,
y tus labios inquietos
esperando una propuesta…

Y te propuse un beso torpe
que corregiste
con las suaves olas de tus labios
Sobre los míos desatando tormentas,
A pesar de que el sol reinaba feliz
Sobre nuestras cabezas…

Andrés Panadero, derechos de autor, Chile 2015